CIVILIZANDO A PERUANOS Y BOLIVIANOS
viernes, 16 de marzo de 2012
Capitán de Ejército Ignacio Carrera Pinto
Ignacio José Carrera Pinto
( * Santiago, Chile, 5 de febrero de 1848 - † Concepción,1 Perú, 10 de julio de 1882). Militar chileno, Capitán de la 4ª Compañía del "Batallón Chacabuco" 6º de Línea, muerto al mando de sus hombres en el Combate de la Concepción.
Proveniente de un ambiente aristocrático, fue hijo de José Miguel Carrera Fontecilla y de Emilia Pinto Benavente, nieto de José Miguel Carrera por vía paterna, sobrino-nieto del ex Presidente Francisco Antonio Pinto y sobrino del ex presidente Aníbal Pinto Garmendia por vía materna.2
Desde la vuelta del peso como moneda nacional chilena (hasta la actualidad), es retratado como rostro principal del billete de mil pesos chilenos (aproximadamente equivalente a dos dólares estadounidenses).
Guerra del Pacífico
Pocos meses después de declarada la guerra, cuando contaba con 31 años de edad, se enroló voluntariamente en el ejército y recibió el grado de Sargento del Regimiento Cívico Movilizado Nº 7 de Infantería Esmeralda, conocido como el Regimiento 7º de Línea. A fines de septiembre de 1879, desembarcó con su regimiento en el territorio ocupado de Antofagasta, de donde pasó a Carmen Alto. Luego de la captura del puerto peruano de Pisagua, se trasladó al teatro de operaciones de Tarapacá e integró la fuerza que ocupó el puerto de Iquique. Cuando se inició la campaña de Tacna y Arica, su regimiento pasó a integrar la primera división del ejército expedicionario. El sargento Carrera participó en la batalla del Alto de la Alianza, donde no obstante ser herido en combate, continuó dirigiendo a sus hombres, hecho que le valió ser ascendido a subteniente.
Concluida la campaña de Tacna y Arica, el oficial fue destacado al regimiento Chacabuco, 6º de Línea, con el cual luchó en las batallas de San Juan y Miraflores. En San Juan, participó en la conquista de siete trincheras peruanas junto a otros oficiales que luego servirían bajo sus órdenes.
Luego de la ocupación de la capital peruana, Carrera Pinto fue ascendido al rango de Teniente. Poco más de un año después, fue promovido al rango de capitán y jefe de la cuarta compañía del regimiento Chacabuco, que en aquellos momentos formaba parte de la división que ocupaba la sierra central del Perú.
Combate de La Concepción
Artículo principal: Combate de la Concepción
Durante la Campaña de La Sierra, el coronel peruano Andrés Avelino Cáceres encomendó un ataque a la aldea de Concepción ya que conocía que había llegado una avanzada reducida del grueso del ejército chileno. Esa avanzada era la 4ª compañía del regimiento Chacabuco al mando de Carrera compuesta por 77 hombres con escasa munición, unos cien tiros por soldado, y tres mujeres que seguían a sus esposos, una de las cuales estaba embarazada.
El día domingo 9 de julio las fuerzas de Cáceres, al mando del coronel Juan Gastó que poseía aproximadamente 300 soldados regulares y unos 800 a 1,300 campesinos armados con lanzas, al mando de Ambrosio Salazar, descendieron al pueblo.
Carrera Pinto cerró las entradas a la plaza con parapetos y se defendió en ella, aunque caída la tarde tuvo que replegarse al cuartel. La esperanza de Carrera era que el grueso del ejército llegara a Concepción antes de 24 horas, sin embargo la marcha se había retrasado por que el mismo día 9 de julio de 1882, Cáceres atacaba la división chilena Santiago en las ciudades de Marcavalle y Pucará. El combate prosiguió por la noche hasta el día siguiente.
El Capitán Ignacio Carrera Pinto murió luchando al amanecer del día lunes 10 de julio. Su puesto lo ocupó el subteniente Julio Montt Salamanca.
Los guerrilleros peruanos lograron incendiar el techo de paja del cuartel al mismo tiempo que lograban abrir sus murallas, por las cuales penetraban. El coronel Estanislao del Canto Arteaga, según lo contado por testigos extranjeros, describe así el final de la batalla:
”Como a las nueve de la mañana del día 10, no quedaban sino el Teniente Cruz y cuatro soldados que defendían la entrada al recinto del ya quemado cuartel. Se noto a esa que ya habían agotado todas sus municiones, porque no hacían ningún disparo, y entonces algunas voces peruanas, le gritaban : ¡Subteniente Cruz, ríndase hijito, no tiene para que morir! . A los cual el les contestaba: ¡Los chilenos no se rinden jamás! y volviéndose a su tropa les preguntaba: ¿No es verdad muchachos? Los soldados respondieron afirmativamente y entonces el oficial mando a calar bayoneta y se fueron furiosos contra las masas indígenas. Fatigados, tuvieron que rendir su vida, quedando algunos clavados en las lanzas de los salvajes. Al subteniente cruz se le aplico un tiro por la espalda. Refirióme el español que cuando no podían hacerse rendirse al subteniente Cruz, hicieron llegar al cuartel a una jovencita, a quien el oficial saludaba siempre con cariño, para que fuera a rogarle que se rindiera y el oficial la rechazó indignado. Los dos últimos soldados que escaparon después de la muerte de Cruz se refugiaron en el atrio de una iglesia y allí se noto que hablaban. Luego se abrocharon el uniforme, se pusieron el barboquejo y se lanzaron sobe la turba para morir rifle en mano".
Descripción del coronel Estanislao del Canto Arteaga
El capitán Carrera Pinto le ordenó a los oficiales, clases y soldados; no hay que rendirse nunca, quemar hasta el ultimo cartucho y atacar a bayoneta calada, el Capitán Carrera le ordenaba al corneta tocar fuego, no hay que volver atrás jamás, no abandonar la plaza y morir peleando, cinco chilenos quedaban en el cuartel peleaban como unos leones sin abandonar el cuartel, un soldado de los cinco chilenos se subió arriba del techo y clavo el asta de la bandera tricolor chilena que no dejara de flamear la bandera, el enemigo incendio el cuartel, estaba al lado de la Iglesia
Soldado chileno Marcos Ibarra Díaz. Concepción, 11 de Julio de 1882.
Al mediodía aparecieron las fuerzas de Del Canto que al ver a sus compañeros muertos, inicia el ajusticiamiento en contra de los pobladores de Concepción, decretando fusilamientos e incendios. Del Canto ordenó recuperar los corazones de cuatro oficiales: El capitán Ignacio Carrera Pinto, el teniente Montt, los subtenientes Pérez Canto y Luis Cruz Martínez y enviarlos a Santiago en alcohol, los cuales se encuentran en la catedral de Santiago.
Mi Coronel Canto ordeno a los Doctores Cirujanos que sacaran los corazones a los valientes Oficiales de la 4ª Compañía del Batallón Chacabuco 6º de Línea estos corazones fueron colocados en un frasco en alcohol para traerlos a Chile y la demás víctimas que perecieron en el combate fueron sepultados al día siguiente ordeno mi coronel Canto que Incendiáramos el pueblo la Concepción i fuera reducido a ceniza alas 11 a.m. estaba todo terminado en el mismo día seguimos en marcha a jauja llegamos en la noche y llegamos al pueblo de Talma a las 6 a.m.
Soldado chileno Marcos Ibarra Díaz. Concepción 1882.
Dibujo que muestra de izquierda a derecha a Arturo Pérez Canto, Ignacio Carrera Pinto, Julio Montt Salamanca y Luis Cruz Martínez, oficiales chilenos muertos en el combate.
Las fuentes chilenas indican que el subteniente Cruz Martínez, mediante el grito "¡Los chilenos no se rinden..!", junto a sus soldados sobrevivientes cargaron a la bayoneta y fueron muertos al salir por las fuerzas de Salazar.
Perú: el país más violador de América del Sur
El emblemático caso de Giuliana, violada por su padre. Su madre y hermanas no quisieron apoyarla en la denuncia porque temían “perder al único sustento económico de la familia”. Fotografía: Perú.21.
La primera vez que su padre la violó, Giuliana Ramírez tenía 7 años. En los años siguientes, siguió siendo sometida bajo amenazas y haciéndole creer que ella estaba enferma.
A los 23 años se fue de casa y su madre no le creía. Ya con 25 años presentó su denuncia, pero ¿cómo demostrar, dos años después de salir de casa, que su padre la violaba?
Historias así son comunes en el Perú. De hecho, demasiado comunes.
La investigación de Jaris Mujica para su libro Violaciones sexuales en el Perú 2000-2009. Un informe sobre el estado de la situación, reveló un dato escalofriante: el Perú es el país más violador de América del Sur.
68 MIL VIOLACIONES EN 10 AÑOS
El Perú tiene la más alta tasa de denuncias por violación sexual de la región sudamericana: 22.4 por cada 100 mil habitantes. De hecho, a nivel mundial, según la investigación de Mujica, nos encontramos en un deshonroso puesto 16.
Un ejemplo de cómo leer las cifras: A pesar que en el 2009 hubo 6751 denuncias de violación, ese año hubo sólo 3388 detenidos y, aunque usted no lo crea, únicamente 428 procesados por el delito. Infografía: Luis Amez.
En la primera década de este siglo, se registraron 68 mil 818 denuncias policiales por este delito. Es decir, tantas personas violadas en estos diez años como personas fallecidas durante los 20 años del azote del terrorismo.
Esto quiere decir que, diariamente, 20 personas son violadas al día en el Perú.
De todos los casos, en un abrumador 93% de casos, las víctimas fueron mujeres.
Y eso que estamos hablando de los casos que efectivamente llegaron a denunciarse.
NOSOTROS VIOLAMOS MÁS
Como en todo tema social sensible, las estadísticas solo son la punta de iceberg y existe una cifra oculta.
—Podríamos decir que hay un subregistro de violaciones en el Perú —nos dice Jaime Jiménez, médico siquiatra y asesor en salud mental del MINSA—. La violación existe en todos los estratos sociales y a todo nivel, lo que pasa es que muchas veces se esconde, no se informa.
Esto no debería extrañar si tenemos en cuenta que, tal como revela Mujica en su libro, en el 25% de casos denunciados ante la policía, el violador tenía una relación directa con la víctima. Consideremos que, para la policía, “relación directa” no incluye amigos, compañeros de estudios o trabajo, ni siquiera, enamorados. Es decir, la cifra de violadores que conocen a su víctima es mucho mayor.
—De todas formas —dice Rosario Sasieta, abogada especializada en derechos de la mujer—. En mi experiencia, el 80% de agresiones sexuales son perpetradas por familiares, vecinos o amigos de la víctima. Pero casi nunca se denuncia.
Según el informe de la Defensoría del Pueblo, Violencia sexual en el Perú: Un estudio de casos judiciales (pdf), sólo en el 25% de los casos estudiados el violador era una persona desconocida para la víctima.
De hecho, como explica Mujica, usualmente una violación es el final de una larga cadena de abusos de violencia familiar, y solamente el 16% de las víctimas de violencia familiar llegan a denunciarla.
Es decir, la cifra de violaciones en el Perú podría ser el doble o el triple.
El mismo fenómeno de “cifra oculta” se produce cuando intentamos determinar en qué zonas del país existe una tasa más alta de violaciones.
Tacna, Ucayali, Arequipa e Ica tienen la mayor tasa de denuncias por violaciones (Tacna llega a 45.64 por cada mil habitantes, una tasa mayor a la de países africanos como Zimbabue).
Las zonas con las tasas más bajas son Madre de Dios, Puno, Pasco y Huancavelica. No es casualidad que sean regiones con menor desarrollo humano y crecimiento económico.
El bajo registro de violaciones en esa zona no significa que existan menos violaciones en estos lugares. Esto simplemente quiere decir que las posibilidades de denunciar son menores o las mujeres no están condiciones de hacerlo por impedimentos económicos, sometimientos, coerciones, problemas lingüísticos o de desplazamiento.
Es decir, en esos departamentos puede, incluso, haber tantas violaciones como en los otros, pero muy pocas víctimas están en condiciones de hacer la denuncia.
Muchas veces, ellas ni siquiera saben que lo que acaba de ocurrir es una violación.
Slide de la Defensoría del Pueblo demuestra la altísima incidencia de la violación en el Perú.
VIOLADORES EN LIBERTAD
Otra de las principales causas por las que una violación no se denuncia es la ausencia de castigo para el violador. Las víctimas sienten que su agresor no quedará impune y temen sus represalias.
Comparemos estas cifras tomadas entre 2006 y 2010:
•Denuncias: 39 629
•Detenidos: 18 871
•Sentenciados: 6 690
Esto quiere decir que menos de la mitad de violadores fueron detenidos y, aún peor, que sólo la sexta parte de los violadores denunciados fueron sentenciados.
De hecho, según reveló el presidente de la Corte Suprema, César San Martín en el 90% de los procesos judiciales por violación de mayores de 17 años queda impune: los victimarios son absueltos o el Ministerio Público no formula una denuncia contra ellos por falta de pruebas.
La impunidad de los violadores solo agrava el daño psicológico de las víctimas, que viven aterradas de la libertad de su agresor.
A la traumática experiencia de una violación no sólo se añade el terror de saber que su violador anda libre. A esto se suma la precaria situación de los derechos de acceso a la justicia tanto para víctimas de violencia familia, femenicido y violencia sexual.
—De lo analizado se podría decir que lamentablemente, aun con la implementación del Nuevo Código Procesal, no refleja los resultados que hubiéramos esperado en protección de los derechos de los agraviados —explica Teresa Hernández, comisionada para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo—. Dentro de estos, especialmente, el de la posibilidad de que tanto el fiscal como el juez dicte medidas de protección para las víctimas.
Por suerte, los jueces han empezado a tomar en cuenta las evidencias de las secuelas psicológicas para determinar si hubo una violación. En el caso de Giuliana, la chica con la que empezamos nuestro informe, esas evidencias fueron claves, porque ella, debido al terror al que vivió sometida, sólo se animó a denunciar a su padre dos años después de huir de su casa.
El impacto psicológico evidenciaba un daño de consecuencias permanentes, un patrón común de toda violación. Por ello, en febrero de este año, la Corte Superior de Lima sentenció a 17 años a Robinson Ramírez Quintanilla, ex policía y padre de Giuliana.
En el caso de Giuliana se hizo justicia pero fue una excepción.
La primera vez que su padre la violó, Giuliana Ramírez tenía 7 años. En los años siguientes, siguió siendo sometida bajo amenazas y haciéndole creer que ella estaba enferma.
A los 23 años se fue de casa y su madre no le creía. Ya con 25 años presentó su denuncia, pero ¿cómo demostrar, dos años después de salir de casa, que su padre la violaba?
Historias así son comunes en el Perú. De hecho, demasiado comunes.
La investigación de Jaris Mujica para su libro Violaciones sexuales en el Perú 2000-2009. Un informe sobre el estado de la situación, reveló un dato escalofriante: el Perú es el país más violador de América del Sur.
68 MIL VIOLACIONES EN 10 AÑOS
El Perú tiene la más alta tasa de denuncias por violación sexual de la región sudamericana: 22.4 por cada 100 mil habitantes. De hecho, a nivel mundial, según la investigación de Mujica, nos encontramos en un deshonroso puesto 16.
Un ejemplo de cómo leer las cifras: A pesar que en el 2009 hubo 6751 denuncias de violación, ese año hubo sólo 3388 detenidos y, aunque usted no lo crea, únicamente 428 procesados por el delito. Infografía: Luis Amez.
En la primera década de este siglo, se registraron 68 mil 818 denuncias policiales por este delito. Es decir, tantas personas violadas en estos diez años como personas fallecidas durante los 20 años del azote del terrorismo.
Esto quiere decir que, diariamente, 20 personas son violadas al día en el Perú.
De todos los casos, en un abrumador 93% de casos, las víctimas fueron mujeres.
Y eso que estamos hablando de los casos que efectivamente llegaron a denunciarse.
NOSOTROS VIOLAMOS MÁS
Como en todo tema social sensible, las estadísticas solo son la punta de iceberg y existe una cifra oculta.
—Podríamos decir que hay un subregistro de violaciones en el Perú —nos dice Jaime Jiménez, médico siquiatra y asesor en salud mental del MINSA—. La violación existe en todos los estratos sociales y a todo nivel, lo que pasa es que muchas veces se esconde, no se informa.
Esto no debería extrañar si tenemos en cuenta que, tal como revela Mujica en su libro, en el 25% de casos denunciados ante la policía, el violador tenía una relación directa con la víctima. Consideremos que, para la policía, “relación directa” no incluye amigos, compañeros de estudios o trabajo, ni siquiera, enamorados. Es decir, la cifra de violadores que conocen a su víctima es mucho mayor.
—De todas formas —dice Rosario Sasieta, abogada especializada en derechos de la mujer—. En mi experiencia, el 80% de agresiones sexuales son perpetradas por familiares, vecinos o amigos de la víctima. Pero casi nunca se denuncia.
Según el informe de la Defensoría del Pueblo, Violencia sexual en el Perú: Un estudio de casos judiciales (pdf), sólo en el 25% de los casos estudiados el violador era una persona desconocida para la víctima.
De hecho, como explica Mujica, usualmente una violación es el final de una larga cadena de abusos de violencia familiar, y solamente el 16% de las víctimas de violencia familiar llegan a denunciarla.
Es decir, la cifra de violaciones en el Perú podría ser el doble o el triple.
El mismo fenómeno de “cifra oculta” se produce cuando intentamos determinar en qué zonas del país existe una tasa más alta de violaciones.
Tacna, Ucayali, Arequipa e Ica tienen la mayor tasa de denuncias por violaciones (Tacna llega a 45.64 por cada mil habitantes, una tasa mayor a la de países africanos como Zimbabue).
Las zonas con las tasas más bajas son Madre de Dios, Puno, Pasco y Huancavelica. No es casualidad que sean regiones con menor desarrollo humano y crecimiento económico.
El bajo registro de violaciones en esa zona no significa que existan menos violaciones en estos lugares. Esto simplemente quiere decir que las posibilidades de denunciar son menores o las mujeres no están condiciones de hacerlo por impedimentos económicos, sometimientos, coerciones, problemas lingüísticos o de desplazamiento.
Es decir, en esos departamentos puede, incluso, haber tantas violaciones como en los otros, pero muy pocas víctimas están en condiciones de hacer la denuncia.
Muchas veces, ellas ni siquiera saben que lo que acaba de ocurrir es una violación.
Slide de la Defensoría del Pueblo demuestra la altísima incidencia de la violación en el Perú.
VIOLADORES EN LIBERTAD
Otra de las principales causas por las que una violación no se denuncia es la ausencia de castigo para el violador. Las víctimas sienten que su agresor no quedará impune y temen sus represalias.
Comparemos estas cifras tomadas entre 2006 y 2010:
•Denuncias: 39 629
•Detenidos: 18 871
•Sentenciados: 6 690
Esto quiere decir que menos de la mitad de violadores fueron detenidos y, aún peor, que sólo la sexta parte de los violadores denunciados fueron sentenciados.
De hecho, según reveló el presidente de la Corte Suprema, César San Martín en el 90% de los procesos judiciales por violación de mayores de 17 años queda impune: los victimarios son absueltos o el Ministerio Público no formula una denuncia contra ellos por falta de pruebas.
La impunidad de los violadores solo agrava el daño psicológico de las víctimas, que viven aterradas de la libertad de su agresor.
A la traumática experiencia de una violación no sólo se añade el terror de saber que su violador anda libre. A esto se suma la precaria situación de los derechos de acceso a la justicia tanto para víctimas de violencia familia, femenicido y violencia sexual.
—De lo analizado se podría decir que lamentablemente, aun con la implementación del Nuevo Código Procesal, no refleja los resultados que hubiéramos esperado en protección de los derechos de los agraviados —explica Teresa Hernández, comisionada para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo—. Dentro de estos, especialmente, el de la posibilidad de que tanto el fiscal como el juez dicte medidas de protección para las víctimas.
Por suerte, los jueces han empezado a tomar en cuenta las evidencias de las secuelas psicológicas para determinar si hubo una violación. En el caso de Giuliana, la chica con la que empezamos nuestro informe, esas evidencias fueron claves, porque ella, debido al terror al que vivió sometida, sólo se animó a denunciar a su padre dos años después de huir de su casa.
El impacto psicológico evidenciaba un daño de consecuencias permanentes, un patrón común de toda violación. Por ello, en febrero de este año, la Corte Superior de Lima sentenció a 17 años a Robinson Ramírez Quintanilla, ex policía y padre de Giuliana.
En el caso de Giuliana se hizo justicia pero fue una excepción.
jueves, 15 de marzo de 2012
Santiago es una de las ciudades con mejor calidad de vida de Latinoamérica
Siempre se habla medio en broma medio en serio de que en Chile somos los jaguares de Sudamérica. La verdad es que no sé si nos dé para jaguares, pero lo cierto es que sí, efectivamente, Santiago parece ser una de la ciudad con mejor calidad de vida de toda Latinoamérica.
Así lo dictaminó el “Estudio Mundial sobre Calidad de Vida 2011″ que situó a nuestra capital en el primer puesto sobre Montevideo en Uruguay y Buenos Aires en Argentina, además quedaron relegadas a los últimos puestos la ciudad de Lima en Perú, La Paz en Bolivia y Quito en Ecuador, siendo estas ultimas tres las ciudades con peor calidad de vida, debido a la delincuencia, prostitución, bajo ambiente socio-cultural, económico, político y social.
A nivel mundial la gran ganadora fue la ciudad de Viena, seguida de Zúrich y Auckland.
Algunos de los criterios utilizados para hacer esta selección fueron los servicios públicos, la oferta de ocio y alojamiento, el ambiente socio-cultural, económico, político y social, el nivel educativo y el medio ambiente, comparándolos con la ciudad de Nueva York, que está en el lugar 17 de este ranking.
Así lo dictaminó el “Estudio Mundial sobre Calidad de Vida 2011″ que situó a nuestra capital en el primer puesto sobre Montevideo en Uruguay y Buenos Aires en Argentina, además quedaron relegadas a los últimos puestos la ciudad de Lima en Perú, La Paz en Bolivia y Quito en Ecuador, siendo estas ultimas tres las ciudades con peor calidad de vida, debido a la delincuencia, prostitución, bajo ambiente socio-cultural, económico, político y social.
A nivel mundial la gran ganadora fue la ciudad de Viena, seguida de Zúrich y Auckland.
Algunos de los criterios utilizados para hacer esta selección fueron los servicios públicos, la oferta de ocio y alojamiento, el ambiente socio-cultural, económico, político y social, el nivel educativo y el medio ambiente, comparándolos con la ciudad de Nueva York, que está en el lugar 17 de este ranking.
miércoles, 14 de marzo de 2012
No Hay comparación
Acá nos podemos dar cuenta que no hay comparación entre militares chilenos y los peruanitos o bolivianos, estos dos últimos son cholos y monos, respectivamente. Juzguen ustedes mismos.
BOLIVIANOS
PERUANOS
CHILENOS
BOLIVIANOS
PERUANOS
CHILENOS
Prostitución GAY en Lima Perú (Plaza San Martín)
Estos peruanos son puros maricones.
SON PUROS MARICONES LOS PERUANITOS
SON PUROS MARICONES LOS PERUANITOS
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